Te preguntas cómo hacen los tíos que se llevan las chicas mas bonitas? No importa como te veas, ni cuanto mides, ni si te sobran kilos eres demasiado bajito. Tampoco es imprescindible tener la cartera llena de euros haber nacido un Don Juan irresistible, tú también puedes ligar a la más bella y ser la envidia de los otros, basta con aprender desde aquí cómo conquistar a la chica que te gusta.
Lo primero que podemos hacer es comprobar que el número que nos ha dado es suyo, cosa bastante probable si hemos sido simpáticos y hemos mantenido una conversación e interés lo suficientemente auténticos. Esto, además, hace que si algún día te da por hablarle llamarla, ya conozca tu número de antemano.
Si hemos pedido el número, sería una tontería hacerse de rogar para escribirle tardar demasiado en comprobar qué impresión le hemos causado. Mucha gente cree que si habla demasiado pronto a esa misma persona a la que le ha pedido el teléfono puede dar la impresión de ser un baboso una desesperada, pero realmente si postergas un contacto inicial, es possible que seas percibido como un cazateléfonos” que tu interés no period real. Esto es útil tanto principalmente para los chicos, pero también para las chicas, ya que algunos chicos después de tener el teléfono y aunque les hayamos gustado, pueden avergonzarse desanimarse. Así que nunca está de más que vosotras también lo hagáis, chicas.
Normalmente los chicos, que solemos ser los que hemos pedido el teléfono, sería lógico que iniciásemos la conversación. No obstante, y en pleno siglo XXI, las chicas también podéis hacerlo sin problemas. De hecho a mí me han hablado muchas chicas antes de que lo hiciera yo y es algo que me gusta. Me comunica que tienen iniciativa y son seguras de sí mismas.
No hay una norma aquí más que la lógica. Yo recomiendo, y así lo suelo hacer yo para ligar por WhatsApp, que si por ejemplo hemos conseguido su número un viernes por la noche, le escribamos al día siguiente, por la tarde. En este caso, sería sábado. ¿Por qué? Porque de esta manera no mostramos necesidad ni agobiamos a la otra persona, subcomunicando que somos personas con experiencia, que saben dejar espacio para que se acostumbren a nuestra presencia y a nuestras relaciones sociales.